Erika Olivera

Entrevista a Erika Olivera

Por José Antonio Lizana

Sus orígenes se escriben casi como una novela. Usted proviene de un hogar con seis hijos, con muy pocos recursos y de un barrio de esfuerzo como la Población Carol Urzúa de Puente Alto. ¿El deporte fue una vía de escape a una existencia adversa?

 

Entrevista ErikaYo nací en Quinta Normal y a los ocho años nos fuimos a Puente Alto. Sí, era un entorno complicado  y el deporte siempre fue una salida para mí. Nadie me instruyó en temas del deporte, puesto que ni mi mamá ni mi papá habían practicado alguna disciplina. Muchos factores sociales influyeron para que me gustara correr y finalmente para después hacer de esto una carrera y también una forma de vida.

¿Es cierto eso de que corría detrás de las micros?

De chica trabajé en la calle, vendiendo empanadas y pan amasado. Mi padre era inspector de micros y los choferes me conocían y se iban despacito para que yo me fuera detrás de ellos. A veces mi mamá se iba en esas micros al centro y yo llegaba primero que ella. También en los montículos de tierra de las calles hacía cross country.

¿Cuándo se vincula por vez primera a un club de atletismo?

A los once años entré a la Escuela de Atletismo de Puente Alto y ese mismo año gané mi primera carrera. Allí entrenaba los días lunes, miércoles y viernes. En esa época solo se trataba de una actividad recreacional para mí; ni remotamente lo miraba de otra forma.

A los trece años, ingresé al grupo de atletas que preparaba el entrenador Ricardo Opazo en el Parque O’Higgins. Era un grupo muy bueno, donde estaban Luis Nempo, Jaime Ojeda y otros. Me gustaba el ambiente, pero hasta los diecisiete años todavía no tenía tan clara mi vocación por el atletismo.

 ¿Cómo recuerda su primera expedición internacional representando a Chile en el Sudamericano Juvenil de Lima en 1992

Tenía 16 años y salí séptima. Dicha experiencia no produjo muchas cosas en mí, porque siempre en  mi carrera me he tomado las cosas con tranquilidad. No obstante, en una competencia en Venezuela, en 1993, me deshidraté, me desmayé y me sentí pésimo. Debido a esto me vino una depresión y en todo ese año como que le tomé un rechazo al atletismo.

Irrumpió en el atletismo con tan sólo 18 años en 1994, consiguiendo sus primeros logros rutilantes, al quedarse con el oro en los 10.000 m. en el Campeonato Juvenil de Atletismo disputado en Santa Fe, Argentina. También consiguió bronce en los 3.000 m. Ese mismo año, disputó sus primeros Juegos Suramericanos en Valencia, Venezuela, quedándose con el primer lugar, tanto en los 3.000 como en los 10.000 metros.

En esa temporada, en el Mundial Juvenil de Lisboa también conseguí el récord sudamericano en los 10.000. A partir de ese momento, nunca más dejé el deporte y me di cuenta de que podía ser profesional en esto. Después llegaron los auspiciadores, las entrevistas y otros logros.

Y fue así como en 1995 volvió a confirmar sus destacadas actuaciones anteriores, cuando en el Sudamericano Juvenil de Atletismo, realizado en Santiago, consiguió las máximas preseas en los 3.000 y 10.000 metros. Luego lo revalidaría en el Panamericano Juvenil, quedándose otra vez con el oro en los 10.000 metros. Ese mismo año, además, se quedaría con la Maratón de Buenos Aires, siendo su primer título en esta categoría (2h 45:02).

Esos años fueron bien buenos, y mi mayor motivación siempre era bajar mis marcas. Planificábamos metas y trabajábamos duro para poder cumplirlas. Asimismo, mi entrenador me invitó a probar en el Maratón en Buenos Aires y lo gané. En lo personal, nunca creí que iba a poder correr esa distancia. Se criticó harto esa participación, porque yo era menor de edad, pero sin duda ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.

En 1998 volvió a disputar los Juegos Suramericanos, ahora en Cuenca, Ecuador, donde se quedó con la plata en los 10.000 m. Además, compitió en la Corrida de San Silvestre en Brasil (53,33), terminando en la cuarta posición.

En 1997 planifiqué tener bebé y competí en el Campeonato Sudamericano de Atletismo en Mar del Plata, en los 5.000 y en los 10.000 metros, donde saqué medalla de plata en ambas categorías. Para los Juegos Suramericanos de 1998, mi hija estaba chiquitita y fue una experiencia súper diferente.

En la San Silvestre ya había participado en 1994 como juvenil y sabía cuán dura era esa prueba. Mi entrenador de entonces me dijo: “No tienes nada que hacer entre las diez primeras”. En toda la carrera estuve en puestos de avanzada, en un nivel de competidoras altísimo, como la ecuatoriana Martha Tenorio y la entonces yugoslava Olivera Jevtic. En 1998 terminé vomitando y en 1999 desmayada y quinta, pero con un segundo más rápido que el año anterior.

En el año 1999 llegaría lo que es el título más importante de su carrera, al ser la campeona en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999 (2:37,41) y quedarse con el oro en la Maratón. Por aquel logro, ese año, el Círculo de Periodistas Deportivos de Chile la eligió como la mejor deportista del año.

Ese es el título más importante para Chile, pero en mi carrera también hay otros que tienen mucho valor. Todos han sido logros muy trabajados y planificados. Ese oro lo anunciamos con antelación y nadie nos creyó. Nosotros nunca dudamos de que nos traeríamos esa medalla y así fue.

En el año 2003, y luego de un par de años de buenos resultados, volvió a subirse al podio en otros Juegos Panamericanos, esta vez en Santo Domingo 2003, donde salió tercera en la Maratón. La medalla de oro fue para la brasileña Marcia Narloch.

El año 2003, fue el primer año en que me lesioné (Tibia de la pierna derecha) y por eso esta medalla tiene tanto mérito. Competí con bastante dolor y eso afecta en demasía la parte psicológica. A veces solamente se mira el color de la medalla, pero las carreras hay que correrlas.

En los años posteriores, no obtuvo importantes resultados. El año 2007 se tuvo que retirar en los Juegos Panamericanos y en 2011 en Guadalajara se tuvo que retirar.

El 2007 fue un año bien malo, ya que arrastraba un hipertiroidismo del año anterior y después me separé y terminé entrenando sola. En 2008, me volví a casar y tuve a mi cuarto hijo Ithan. Precisamente, en ese año estaba con mi hijo viendo los Juegos Olímpicos de Beijing y cuando veía competir a Roberto Echeverría, me propuse ir a Londres 2012. Pues me dije: “Me voy a hacer un plan de entrenamientos sola, porque en tantos años, algo tuve que haber aprendido”.

En Guadalajara se programó la carrera a las cuatro de la tarde, con casi treinta grados de temperatura, y yo me había preparado en Ciudad de México con casi catorce de promedio. El calor me afecta mucho.

En el 2014, se quedó con el 6° y 7° lugar en los 5.000 y 10.000 metros, respectivamente, en los Juegos Suramericanos realizados en Santiago 2014. En el mismo año, finalizó cuarta en una nueva maratón, esta vez en el Campeonato Sudamericano de Maratón realizado en Chile, donde marcó 2:36,08, con la mejor marca sudamericana del torneo.

El paso del tiempo es inexorable y me encontré en Santiago con puras atletas jóvenes y las lesiones, que también comienzan a mermar el rendimiento. Actualmente, estoy luchando con algunas discopatías lumbares y después de cada competencia tengo que realizar una serie de terapias para volver a correr. Creo que he “abusado” harto de mi cuerpo y es hora de pensar en el retiro de las pistas.

En Toronto 2015 anunció que serían sus últimos Juegos Panamericanos y que se prepara para clasificar a los próximos Juegos Olímpicos en Río 2016, en lo que sería su último gran desafío. Relátenos su experiencia en los juegos anteriores y cómo se prepara para este evento que se realizará en Brasil

Esa es una decisión que está tomada desde Londres 2012. Estaba entrenando en Oxford para esos Juegos y allí me di cuenta de que había posibilidades de seguir para otro ciclo olímpico. En Río hay un clima difícil que ya conocí en los Panamericanos de 2007. Voy a andar cerca de las dos horas cincuenta minutos, por lo que no voy a hacer marcas, sino a disfrutar de mi última cita de los anillos.

¿Qué le faltó a su carrera?

No me faltó nada. Fui campeona sudamericana, panamericana e iberoamericana, y pensaba que en Sydney 2000 me podía traer una medalla y no era una locura, pero se logró un lugar 27°, que no es malo a nivel olímpico.

Después del retiro ¿se quiere dedicar a la política?

Sí, voy a postular a diputada el próximo año. Me iba a postular como independiente, pero es muy costoso, por lo que me apoyará Renovación Nacional. Pues soy una convencida de que la política es necesaria en el deporte.

Actualmente, quienes presiden la Comisión de Deportes son políticos, la ministra tampoco es deportista, y no digo que lo hacen mal, pero ellos no han pisado una cancha o una pista y no saben lo que es mojar la camiseta y representar al país en competiciones internacionales. Mucha gente me ha dicho que es mundo sucio, pero yo traigo valores familiares y del deporte que seguramente me permitirán hacer bien las cosas. Espero aportar desde esa tribuna.

Además de su incursión en la política, 2017 será un año relevante en su vida, ya que también se titulará de Ingeniera en Ejecución en Administración de Empresas. 

En Chile terminas tu deporte y te quedas en la nada. Siempre pensaba estudiar y tener un cartón universitario para después tener una empresa y algo propio. También para llegar al Congreso quise obtener un título, para que no se diga que soy  “cabecita de músculo”, como se nos dice a los deportistas.

 

Texto: José Antonio Lizana

Foto: Mauro Villalobos

Multimedia: Elías Videla

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